Sr EMILIO COLOMBO, HISTORICO DIRIGENTE DE RIVADAVIA
Nació el 31/05/1921. Es un tipo bárbaro, íntegro y de valores morales que sostiene con convicción, como quedan pocos hoy en día. Accede con su reconocida amabilidad a mostrar su extenso archivo y a contarnos la historia de Rivadavia, que es como contarnos su propia vida, porque así de ligado está a la institución. Porque hay muy pocos, o casi nadie, que amen tanto como él la gloriosa azulgrana; y esto puede comprobarse por todo el material histórico que conserva con adoración. También se nota en su mirada, sus ojos se iluminan con los recuerdos felices, y se humedecen al evocar a sus "compañeros de aquellos años" que hoy ya no están.
Fue dirigente en la Comisión Directiva y en la Subcomisión de Fútbol, en esos años EL FORTIN alcanzó logros inigualables hasta la fecha. Y su memoria va de un hecho a otro, salta de una década a la otra con una facilidad asombrosa. Así, relata que "vivía en el barrio de la plaza de los sapos cuando era pibe (nota: donde estaba la primera cancha del fortín), así que no podía ser hincha de otro que no fuera Rivadavia"; fue amor, a primera vista y para siempre.
Durante su niñez y juventud fue "siempre a ver a Rivadavia, en la placita de los sapos o donde jugara, eran épocas donde la violencia era inimaginable y no existían los cantitos de aliento, aunque un grito destacaba claramente sobre los demás en los partidos del azulgrana: "ARRIBA EL FORTIN". Presenció las tardes más gloriosas de la historia fortinera y se deleitó con las maravillas de los cracks de aquella época; y vivió otras más desafortunadas, pero siempre con el amor por sus colores a flor de piel. Con el paso de los años su pasión futbolera se mantuvo intacta, pero ya había dejado de ser solo hincha y trabajaba para la grandeza del club. Repasa: "alrededor del 50 Rivadavia se queda sin la cancha porque ahí se construiría el tanque de agua corriente, y por gestión del Sr. Grandi se consiguen los terrenos donde se ubica la actual, que tenían por dueñas unas señoras mayores sin herederos, de no recuerdo bien que país del mundo". Así se formó "un grupo de trabajo excelente, integrado por el propio Emilio (siempre presente en el club que es su primera casa), el Sr. Néstor Campillo, el Sr. Zárate (aquí la grabación de la entrevista se dañó y por ese motivo no podemos publicar los demás nombrados) que todos los fines de semana iba a trabajar por ese predio por el sentimiento, no por dinero". "Había miembros de la Subcomisión de Fútbol que ahorraban celosamente hasta las monedas de 1 y 5 centavos para alcanzar el sueño de la cancha propia". Y agrega: "rellenamos todo el terreno porque era muy bajo, y plantamos los árboles alrededor del campo de juego; pero el centro de la cancha siempre se volvía a hundir, así que tuvimos que rellenarlo con escombros recibiendo comentarios en sorna de algunos por eso. Todo este trabajo se hizo a pulmón, con la ayuda de camioneros amigos, que colaboraban trasladando la tierra y los escombros". Realizaron cenas impresionantes para recaudar fondos y dieron incontables horas de su vida a trabajar por la grandeza de Rivadavia, sin otra recompensa que la satisfacción del deber cumplido. También fue parte del grupo que hizo realidad la inauguración de la remodelación de la sede social tal como se la conoce en la actualidad; y fue siempre el animador de todos los eventos organizados por el club. Embalado con los recuerdos, cuenta que "los colores de la camiseta se decidieron por votación en una reunión en la que había dos mociones: una era elegir los colores de Independiente, y la que ganó que era adoptar los colores de San Lorenzo de Almagro".
Emilio asegura que "Rivadavia tuvo excelentes jugadores en todos los puestos en toda su historia", pero entre los varios que nombra para cada línea del equipo destacan: "como arquero, Enrique "Archivo" Gonzalez; como mejor back, el "Indio" Larramendi; como mejor half a Ruiz, algo incomparable, y para la delantera, como goleador a Orlando "Corbata" Morel y a una leyenda, un fuera de serie dentro y fuera de la cancha, el Sr. Emilio Raminelli, el mejor de la historia de Rivadavia y de Baradero. El equipo que más recuerda es el que "ganaba todo lo que jugaba a fines de la década del 40 y principios de la del 50, del que mi hijo Víctor Hugo era mascota (chequear foto de portal de ingreso), Y AL QUE UNOS AMIGOS SUYOS HICIERON SOCIO A LA MEDIA HORA DE VIDA.
Definitivamente instalados en el túnel del tiempo, nos cuenta que "todos los goles de Rivadavia los grité con el alma y me dieron felicidad, fueran de la primera, reserva o tercera. Era la misma pasión gritar un golazo de Raminelli a Sportivo o a Atlético, que uno de "Corbata" (un goleador eficaz y temible, de dilatada trayectoria); aunque de él recuerdo un golazo eludiendo dos rivales con categoría dentro del área y desairó al arquero con un toque suave, cosa que no era común en él cuando definía, su mejor gol sin dudas"- asegura Emilio.
Volviendo al presente cerca ya del final de la charla, comenta que ya no va tanto a la cancha "por la violencia, no entiendo como pasan estas cosas en una cancha. Antes las subcomisiones de fútbol nos juntábamos una vez por mes a comer un asado y eso no quitaba la rivalidad que existía, pero lo que se ve ahora es una locura". Y al ser consultado por un deseo para el club de su vida y de sus amores, dice: "que las generaciones actuales y por venir no se olviden del esfuerzo de los juntadores de porotos, de los juntadores de maíz, de todos los laburantes humildes que pusieron el hombro para hacer de Rivadavia lo que hoy es, y que gracias a todos ellos haya ganado tanto como ganó". Ese también es nuestro deseo, Emilio, y gracias.
GRACIAS POR RECIBIRNOS, POR SER FORTINERO DE ALMA Y ORGULLOSO DE SERLO. PORQUE MIENTRAS RIVADAVIA CUENTE CON GENTE COMO VOS, TIENE EL FUTURO ASEGURADO.
LA MASCOTA DEL EQUIPO EN ESTA FOTO ES EL HIJO DE EMILIO.
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